Una de las fiestas que viajan alrededor del mundo, si un lugar fijo, pero que llenan las salas para hacer vibrar a todos los asistentes. Juegos de luces, música alucinante y un show del que todos forman parte, eso es El Row.
Orígenes de El Row
Sus orígenes provienen de Fraga, ciudad natal de José Satorres. Cansado de la granja familiar decide abrir una cafetería en los Monegros, Con el tiempo, su local, el Café Josepet, se convirtió en un popular club social al que acudían los granjeros de la zona para hablar de la cosecha y otros asuntos. El siglo siguiente fue testigo de dos guerras mundiales, una civil, numerosos matrimonios y varios cambios de propietario al haberse apostado su titularidad en juegos de cartas.
Hoy, el Café Josepet se llama Club Florida 135, un sitio en el que no han cambiado muchas cosas respecto a cómo estaban hace 146 años, a excepción de que ahora su interior está repleto de hinchables, gafas de neón y una producción que hace palidecer a la de cualquier otra fiesta en la que hayas estado.
Las cosas empezaron a cambiar, ya que, a José se le murió un hijo en 1928, cerró el bar y falleció al año siguiente. Su nieta María y su marido Antonio Durán reabrieron el café en 1930, esta vez con el nombre de Bar Victoria. También abrieron un cine, el Cine Victoria, porque justo al otro lado del río Cinca había unos catalanes que tenían uno y se estaban haciendo de oro con ese negocio. Eran Juan Arnau y y Francisca Ibar, una pareja que huyó de Aitona (Lérida) porque sus familias, republicanos los Arnau y monárquicos los Ibarz, desaprobaban el matrimonio por razones políticas. Pero venció el amor. La pareja clandestina se fugó a Fraga, abrió un cine y lo bautizaron como Florida, y les fue bien.
Vuelta a su origen: Monegros
En 1993, tal vez para homenajear las locuras del abuelo Josepet, los Arnau (el apellido Satorres se perdió por el camino) montaron una fiesta clandestina en mitad del desierto de los Monegros. Lo hicieron en el mismo terreno que perdió José Satorres en una partida de cartas un siglo atrás. Ese fue el embrión del Monegros Festival, un evento de música electrónica que se se celebra cada año y que sigue organizando la familia.
A día de hoy , Elrow ha celebrado más de 140 fiestas y apunta a récord de asistencia y facturación. El negocio está en plena expansión, han abierto una oficina en Shanghai porque les interesa introducirse en el mercado asiático y China es una buena base. Para el año que viene pretenden establecerse en países como Argentina o Chile y Sudamérica.
La Isla Blanca
En Ibiza llevan 5 años y empezaron en la discoteca Space. Como se les quedó pequeña, decidieron instalarse en Privilege, que es la discoteca más grande del mundo. Ahora, por primera vez, celebrarán en Amnesia, a pesar de que la competencia sea elevada en la isla blanca, El Row cuelga aforo completo en numerosas ocasiones en toda la temporada. El secreto de su éxito es que uno no va a Elrow a escuchar música, sino a disfrazarse, a participar en un show con los actores, a montarse en colchonetas, y a ser sepultado por confetis. En definitiva se ha convertido en esa fiesta, en la que Josepet no hubiese querido marcharse jamás.
Confeti, fiesta y disfraces:
El Row

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18/12/2017